







De algunas de estas plumillas me debí quedar especialmente satisfecho, y las usé para ediciones de carpetas numeradas y firmadas. O me sirvieron para catálogos y carteles de exposiciones. Por ejemplo el de la fuente del Vivero se utilizó de tarjetón para invitar a la exposición que presenté, allá por el ochenta y pico, en Barbastro, en el palacio de los Argensola. (Uno de los cuales, Lupercio, servirá pronto de excusa al IEA para poner en marcha un proyecto en torno al siglo XVI, habida cuenta que en 2008 se conmemora el 450 aniversario de su nacimiento, que no todo va a ser Expo y agua...)
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