Hasta de iconoclasta.
Pero ahora me gustaría explicarles algo a toda esa cuadrilla de puretas de la reproducción: esta de aquí abajo, de un óleo propio, Macetas del jardín de Castelldefels (aunque aquí parezca más un pastel) la acabo de sacar de una presentación en power que preparé para la exposición de Madrid del año pasado. Y, mira por donde, maravillas del paso de original a cámara digital, de cámara a photoshop, de éste a power point, y vuelta al photoshop, hace un momento, para cargar la imagen en el blog, ahora resulta que me gusta mucho más el resultado de tanto trajín informático que el original, que acabo de ver en el estudio, esta mañana, con el incombustible Manolo de la galería Itxaso...
Me gustaría bastante conseguir esto directamente con el óleo y los pincelicos, pero de pistón.
No sé si tirar el cuadro, tirarme yo, o ninguna de las dos. Posiblemente opte por esto último ya que el óleo, pobre, no tiene la culpa, y yo tampoco tengo mucha vocación de paratrenes o empuercaceras. Seguiré intentándolo.

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