Arte invisible

En ocasiones nos perdemos el arte que nos rodea (mayor o menor, eso es lo de menos).
Traigo dos de los cuatro ejemplos que pude ver el pasado sábado en el techo de una tienda de Cortefiel (mandagüevos) en el Paseo de Gracia... El decorador ha unificado el espacio a base de paneles blancos hasta una altura. En el primer piso, si elevas la mirada más alla de los planos blancos abarrotados de rebajas, te das cuenta de que estás en lo que en su día debió de ser el salón de la casa. En el techo, cenefas, rosetones, decoraciones vegetales y las cuatro estaciones, que hasta podría haber pintado Martín Coronas...
El abundante personal, embebido de saldos, se lo pierde al menos un noventa y nueve por ciento. Una pena. Las fotos están tratadas desde el móvil. No es que sea así de malo el fotógrafo con nombre de fotógrafo bueno.

El verano



La primavera. Amos, digo yo...

dibujos de una vida, capitulo I-3

Nueve más de los que empezaban por A. No todos los que componen este capítulo son los originales que aparecieron en el Heraldo. Algunos son posteriores, de 1991, de 2004, por ejemplo.



Azanuy




Asque




Asín de Broto




Arto




Atiart




Arguis




Arro




Arresa




Arcusa

Dibujos de una vida, capitulo I-2

Algunos de los pueblos que comienzan por A, en el capítulo "Rincones del Alto Aragón"



Antenza




Anzánigo




Antillón




Arbaniés




Alquézar




Anciles




Alquézar




Almuniente




Ainsa




Agüero




Almazorre




Almudévar




Aguas



Abiego





Abizanda





Abenozas

Dibujos de una vida, capitulo I

La portadilla del capítulo primero del libro, que lleva por título "Serie Rincones del Alto Aragón", trae el dibujo de Alquézar que fue el primero de los míos publicado en el Heraldo de Aragón el día 8 de agosto de 1979.



He preparado un texto introductorio que, sin correcciones de momento, dice lo siguiente:

"RINCONES DEL ALTO ARAGÓN
Fernando Alvira Banzo
Comencé la serie “Rincones del Alto Aragón” de un modo que podría ser definido como accidental. A mi regreso a Huesca, en 1976, tras concluir los estudios de Bellas Artes, y ejercer unos años de profesor de dibujo en el Colegio de los Salesianos de la calle Rocafort, en Barcelona, comencé a escribir para la Nueva España comentarios sobre las exposiciones que se celebraban en Huesca. Incluso conté con una pequeña parcela periódica que bauticé con el nombre de "Las cuatro esquinas del arte". No pensaba que aquello se fuera a convertir en uno de mis trabajos habituales durante los setenta, los ochenta y una buena parte de los noventa, para pasar a constituir a partir del nuevo milenio una parte esporádica de mi quehacer.
El entonces responsable de Heraldo de Aragón en Huesca, Luis Valero, me propuso cuidar la parcela creciente de las exposiciones en la ciudad para el periódico regional en 1978, y acepté el reto. Suponía trabajar a las órdenes del maestro aragonés de la crítica, Ángel Azpeitia, quien acabaría siendo el director de mi tesis doctoral además de uno de mis mejores amigos. Los dibujos a plumilla constituían en ese momento una parte importante de mi trabajo. Los había expuestro con cierto éxito en Huesca, en Barcelona y Zaragoza, en Graus, Sabiñánigo o Fraga.
Muchas de las plumillas que había expuesto en los pueblos de Huesca, especialmente en Graus, tenían como tema rincones urbanos de la villa y de los núcleos de población que bordean el Ésera o el Isábena. Núcleos que encerraban un posible comentario sobre el arte de sus edificos singulares o la naturleza que los envolvía. Con el consiguiente interés turístico que acumulaban. La serie (la primera de mis series comenzada como tal antes de convertirse en sistema de trabajo para obligarme a dibujar o a pintar) estaba servida.
El primero de los dibujos apareció el día 8 de agosto de 1979. Se trataba de una plumilla de Alquézar que traía un pequeño texto como pie de dibujo. El primer año siguieron hasta un total de diez, de las que más de la mitad aprecieron en el mes de agosto. Además de Alquézar, Heraldo de Aragón publicó las de Loarre, Graus, Roda de Isábena, Oliván, Ansó, Bolea, San Victoria y Otal. Las plumillas fueron apareciendo con diversa periodicidad en los años siguientes. Los111 dibujos del año 1980 convirtieron a éste en el más abundante en este tipo de inserciones. 72 rincones del altoaragón aparecieron en 1982, 51 en 1983, 50 en el 84, 35 en el 85, 33 en el 86 y 18 en 1987.
El extraordinario de San Lorenzo contó durante esos años con portadas diseñadas en torno a un dibujo de mayor formato que realizaba usando los motivos característicos de las fiestas de agosto: danzantes, gigantes y cabezudos, la procesión del santo, los momentos previos al lanzamioento del cohete en la plaza de la catedral, etc.
Progesivamente el periódico pareció desinteresarse por la serie como tal y las plumillas pasaron a formar parte de lo que, quienes trabajábamos con mayor o menor dedicación en la redacción del Coso Bajo consideábamos “la página de la nieve”. Suponía el cambio pasar de ocupar un espacio en las páginas de Huesca a hacerlo en las de deportes. La periodicidad pasó a ser semanal hasta que apareció el último de los dibujos como anota el profesor Veras Sanz en su libro Cien años de ilustraciones en Heraldo de Aragón 1895-1995, editado por la Institución Fernando el Católico.“Su última colaboración se publicó el 10 de agosto de 1988”. En realidad, han aparecido algunos dibujos con posterioridad pero siempre se ha tratado de reinserciones de dibujos ya aparecidos anteriormente.
Veras Sanz se refirió a mis dibujos comentando “Sus ilustraciones realizadas a pluma, son de línea pura, simple y limpia, sin apenas sombras, llenas de claridad, sin uso de mancha, como ocurre en Teodoro Pérez Bordetas. El sombreado se define por un entrecruzamiento de líneas, mientras que el conjunto tiene algo del gesto caligráfico oriental. la crítica ha destacado también su pulcritud, esmero, exquisitez y seguridad”.
Conté desde el principio con el apoyo de mi hermano Julio, que me acompañaba en las salidas de fin de semana y pronto comenzó a redactar algunos de los comentarios que acompañaban a los dibujos.
El método de trabajo era el siguiente: trazábamos una ruta que nos permitiera visitar tres o catro núcleos de población y salíamos temprano normalmente los domingos. Las armas eran un bloc de papel taker (la cosa entonces no daba para más) un tintero de tinta china y un par de plumillas. En ocasiones, la cámara de fotos. El momento no era tan abundante para la reproducción de imágenes y las copias en blanco y negro constituían un presupuesto excesivo.
Tomaba los bocetos correspondientes sobre el terreno para concluirlos posteriormente en el estudio. Los originales se mandaban a la redacción de Zaragoza y, por regla general se recuperaban. Un buen número de ellos fueron adquiridos a finales de los ochenta por la Caja Rural de Huesca y usados como regalos de empresa o para decorar algunas oficinas (cuando en las entidades bancarias se llevaban imágenes que no estuvieran directamente relacionadas con el negocio...vamos, otros tiempos).
Conservo una pequeña cantidad de originales a los que se han ido añadiendo, y se sumarán en diferentes momentos, reinterpretaciones de los temas para las que uso el correspondiente recorte del periódico. No intento reproducir con exactitud, sino reinterpretar el tema. Algunos de la serie “Una carretera en homenaje a Lorenzo Acín”, por ejemplo, vieron una primera versión en la serie “Rincones del Alto Aragón”. De esta serie tracé los primeros originales para la Venta del Sotón, reduciendo el dibujo a unas pocas líneas descriptivas de los volúmenes. Se imprimieron sobre cartón algunos ejemplares que luego iluminé individualmente con acuarelas. Sirvieron como cartas de restaurante durante un periodo en los comedores de la Venta.
Los originales de los Rincones del Alto Aragón ha visto reproducciones, siempre en ediciones muy limitadas, en variedad de formatos. Alguna de ellas sirvió, por ejemplo, para decorar diversos espacios del antiguo Gran Hotel de Panticosa. Otras como regalo de empresa de la Venta.
La anécdotas que produjo la serie fueron abundantes. Desde el momento de la toma del apunte a su posterior publicación. He conservado, en este sentido, algunas cartas en las que personas de diversos puntos de Aragón me agradecía la publicación (que usaban como modelo para sus pinturas, o como ejercicio de clase, etc.)
A la hora de dibujar, ocurría de todo: desde quien preguntaba preocupado por algún detalle que sin duda me hubiese pasado desapercibido, que si era de Sanidad, en Las Herrerías de Calvera, a indicarme con cierto retranco que “para dibujar esa Chimenea tendrá que pagar...” según un abuelo de Anzánigo.
La difusión de las ilustraciones fue notable y en ocasiones se utilizaron al modo de las antiguas láminas de dibujo. Dando un curso de materiales didácticos a los maestros de la zona de Ainsa, me alojé durante algunos martes consecutivos en la Casa Hogar de Boltaña. Tras la cena del primer martes acompañé a los maestros al salón en el que se relajaban tras las comidas y mi sorpresa fue en aumento cuando vi en la pared dos dibujos de la serie Rincones del Alto Aragón, que parecían de mi mano. No recordaba haber dibujado con tinta sepia en ninguno de los originales de esa serie por lo que al acercarme a analizarlos vi que se trataba de dos copias. La copias habían sido capaces de engañarme incluso a mí..."


San Victorián.



Oliván



Ansó



Bolea



Graus

dibujos de una vida

Dibujos de una vida fue el título de la exposición de dibujos que presenté en el mes de mayo pasado en el Museo Nacional de Dibujo del Castillo de Larrés. Pero era previamente el título de un libro que lleva varios meses por el ordenador sin encontrar salida. He pensado que el blog puede ser una entre las que cualquiera consideraría dignas, por lo que me dispongo a "publicarlo" en este soport. Deberá ser por fascículos intermitentes (la intermitencia puede ser variable, claro).
Como todo libro que se precie tiene su tapa. En ella el dibujo de la ermita de Liena. Por las maravillas de la infórmatica la portada, diseñada en un azul escasamente penetrable, se me ha convertido en un naranja dotado de cierta dosis de pasión floja.
Como borrador creo que vale. La portada del libro es conveniente que informe de lo preciso y esta creo que lo hace

La iglesia oscense de santo Domingo-2

No es muy habitual que el púlpito haya vencido los embates de las reformas conciliares del pasado siglo. Por ello uno de los espacios que más me llaman la atención en la iglesia de santo Domingo es precisamente el reservado a los oradores.
Algo tendrá que ver en este caso, además, la calidad de la fotografía, aunque para traerla hasta aquí, ha debido sufrir reducciones considerables de tamaño y calidad.
Sigue siendo una de las imágenes que más me impresionaron de entrada entre las que componen el libro.

La iglesia oscense de santo Domingo

Quedó claro, desde el principio, que la punta de lanza del Proyecto Lastanosa, en cuanto a publicaciones, sería un libro sobre uno de los edificios del XVII. Se eligió la iglesia de Santo Domingo por ser probablemente la gran desconocida. Y se buscó un fotógrafo de mirada contrastada: Fernando Alvira Lizano. De los textos se ha encargado Celia Fontana y del diseño Blanca Otal, lo que garantiza su calidad.
La colección de fotos de Fernando es impresionante, y entre ellas, algunas en blanco y negro me parecen especialmente logradas. El día en que presentamos el libro en el IEA, traigo a la página dos que me gustan más que el resto.
Hemos cuidado un detalle que puede tener interés para la ciudad: el diseño se ha realizado desde un formato igual en su exterior al libro del Casino presentado hace unos meses y editado por el Ayuntamiento. Si alguna otra institución se anima a trabajar sobre algún otro edificio de la ciudad e incluso de la provincia, podría estar naciendo una colección que creemos puede contar con un público interesado. El precio, 30 euros, nos parece que puede resultar de igual modo apetecible si se tiene en cuenta el resultado de la edición y sus características. Ya está en las librerías.



Lo común en las dos fotos es la intensidad que adquiere el espacio, el grande y el pequeño. Al menos a mí me lo parece.

primera pintura, primer dibujo

No suelo hacer grandes promesas los primeros de año, cosas del tipo hacer ejercicio, estudiar de una vez inglés, tener menos mala leche como jefe y demás. Pero procuro dibujar y pintar el primer día del año para no perder la costumbre. La primera plumilla de 2007 llevaba tiempo abocetada. Hace años que estuve en Buesa. Hoy he decidido concluirla pensando más en que fuese un dibujo de mi mano que una reproducción de un rincón del pueblo que tomé en su día como modelo. Este ha sido el resultado.
Mide 23 x 16 cm. como la totalidad de las que componen la serie Rincones del Alto Aragón.



La primera pintura que he trazado esta mañana, tras adecentar la mesa de trabajo, ha sido un acrílico sobre cartón de 32 x 41 cm. y tiene como tema el comienzo de las cuestas que llevan a Loscorrales y a Ayerbe. También parte de un boceto bastante antiguo y es algo menos exaltado cromáticamente que lo que ha resultado tras la foto y el paso por el ordenador. Pero es algo más o menos así.

Feliz año, desde Huesca

Con toda seguridad esta vista de Huesca, desde la ermita de las Mártires, es uno de mis paisajes más viajados. Incluso antes de comenzar la serie que da nombre a esta paginetablog. Sirva, en una de sus versiones más coloristas, para desear a todos los paseantes por este espacio un feliz año 2007. A los no paseantes, también. Sin excepciones.