Torres aragonesas


2. Torre de la colegiata de Borja
24 x 16 cm. Tintas/papel.

La iglesia de Santa María de Borja se diferencia por las dos torres que la flanquean, alzadas entre los contrafuertes. La conocida como del reloj (a la izquierda, en el dibujo) se asienta sobre un cuerpo de sillares de piedra sobre el que se levanta una construcción de ladrillo, de marcado acento mudéjar. Pese a su situación junto a una iglesia de grandes proporciones el motivo de la elevación de la torre del reloj de Borja parece tener un fundamento totalmente civil, ya que fue erigida por el concejo, como en otros muchos casos en el mundo, para servir de alerta, seguridad y orden ciudadano.
Cómo llegar: la vía normal de acceso a Borja es la N-232 que, desde Zaragoza, recorre toda la comarca conocida como la Ribera Alta. A la altura de Gallur, tomamos la N-122 con dirección a Soria.

Educación artística


Hablaba a las nueve y pico de la mañana de hoy con mi compañero de departamento, José Luis, que se quejaba con su delicadeza natural (esa que puede leerse diariamente en el blog al que se accede desde el link, aquí a la derecha del artículo). No entendía por qué la educación artística está tan descuidada en los primeros niveles (luego ni existe) en algunos de los colegios a los que nos toca ir, para pasar un rato con nuestros alumnos y alumnas de Magisterio en prácticas. Lo lamentaba con frases escuetas y algún movimiento de cabeza.
Hoy me tocaba acudir al colegio de Robres y he seleccionado el momento (de tres a cuatro y media) en el que el horario de la clase, en la que hacía prácticas mi alumna, decía: Expresión Plástica. Pensaba en los comentarios matinales de José Luis e iba preparado para encontrar a los alumnos haciendo quebrados... (aparte pensaba que pocas veces había visto caer agua con la intensidad de esa tarde, en algunos puntos concretros de la carretera)
(Pasando por Tardienta, en fiestas, he visto a las zagalas posando para la posteridad con sus bandas con la bandera aragonesa, aprovechando un claro).
La realidad que he encontrado en el CRA La Sabina ha sido tan diferente de lo que esperaba, que no puedo evitar traer al blog lo que he visto en el rato que he estado. Ya me han sorprendido, de entrada, las reproducciones de cuadros que había en la puerta y les he dedicado una primera foto con el móvil.
Dentro, la modernidad de los tablets que usan los niños con una soltura absolutamente insultante para quines hemos llegado demasiado tarde a las nuevas tecnologías. Pero, al tiempo, un proceso de investigación sobre el arte contemporáneo que ya me gustaría a mí tomaran con igual entusiasmo los estudiantes de la carrera de maestro. Estaban analizando la vida y la obra de Calder, sus pinturas y. sobre todo, sus móviles: los mayores preparaban presentaciones en power en las que lo único que había que corregir era ciertos despistes ortográficos; porque la influencia de Mondrian, pongamos por caso, quedaba del todo clara. 
Pero no se quedaban en el conocimiento teórico del artista. De una cuerda tendida entre los dos extremos de la clase, colgaban los esqueletos de sus propios móviles, perchas metálicas de tintorería. (A veces, afortunadamente, el material didáctico pierde cualquier atisbo de sofisticación... y está, sin más, ahí)
Uno de los implicados me explicaba con detalle el proceso que iba a seguir para que ese esqueleto metálico perdiera su condición de percha... mientras otros iban proyectando sus trabajos desde el ordenador.

Seguramente he tenido más suerte que José Luis en las salida a visita de prácticas de este año. Al menos el viernes que decidí acudir por la tarde al CRA La Sabina de Robres. Dicen que estas asignaturas dependen mucho del maestro o maestra que toca. A los niños de Robres les ha tocado, al parecer, un premio gordo.











Torres aragonesas

Me pide el alcalde del pueblo de Magda que exponga con motivo de las jornadas culturales de San Esteban un fin de semana de junio. Naturalmente prefieren los dibujos que hice el pasado agosto por las calles del pueblo, en los intermedios de mi trabajo como mancebo de botica. Pero les voy a llevar también, si el espacio me lo permite, veinticinco plumillas de la serie Torres aragonesas.
Tienen la ventaja de que he preparado para cada una de ellas un pequeño comentario para que el posible visitante de la exposición no se limite a ver el dibujo sino que sepa de qué edificio se trata, donde está y cómo puede llegar hasta allí. La primera de las torres es la de San Victorián, en el norte de Huesca. Las iré trayendo al blog.



1. Torre de San Victorián
24 x 16 cm. Tinta china/papel.

La iglesia de San Victorián, que parece va encontrando definitivamente el camino de la restauración era, cuando tomé el apunte del que salió este dibujo, una venerable ruina perteneciente al Pueyo de Araguás. Su probable creación por Ramiro I la convierte en uno de los edificios más antiguos del Viejo Aragón. Por su fábrica pasaron el período románico, el renacimiento, el barroco, de los que quedaban huellas en las paredes, los techos caídos, las portadas... Tan sólo la torre, sólida y cuadrada, había resistido el paso del tiempo y la tradicional dejadez de los habitantes de la provincia de Huesca. En la actualidad el panorama ha cambiado considerablemente y el edificio ha sido consolidado.
Cómo llegar: La carretera de Aínsa a Campo nos sitúa en Arro. Partiendo de este núcleo accedemos a Los Molinos y, desde allí, la pista de Oncíns nos sitúa en el monasterio.

Hacia el norte

Varias plumillas de los viajes hacia el norte: El capricho de Gaudí, dos vistas de Santillana del Mar, Ciudad Rodrigo o Salamanca, por ejemplo






Hacia el sur

Camino de Madrid, el Monasterio de Piedra (los dos primeros) y entre Teruel y Zaragoza, Montalbán (el resto). La visita al primero en un tórrido verano en pleno mundial de fútbol. En Montalbán, que visito dos veces al año (con motivo de la vuelta a Aragón que realizo en junio y septiembre en los días previos a la selectividad) expuse en 1996, invitado por el Ayuntamiento, en el espacio que conocen como el Torreón de la Cárcel. Y aproveché para tomar una serie de apuntes los días que acudí a la exposición.



Arriba el Monasterio de Piedra.
Abajo, Montalbán.



Calatañazor

A veces encuentras espacios que se convertirían en una auténtica mina para tu trabajo. La lejanía hace que esos espacios no pasen a formar parte de tu imaginario habitual. Hace unos años, mi amigo Leo nos invitó a pasar un fin de semana en Calatañazor y creo que ese es uno de los espacios en los que me encontraría a gusto a la hora de dibujar, si estuviera algo más cerca, claro.
El hecho es que de aquella visita quedaron por las carpetas algunas plumillas, dibujos de los que me quedé bastante satisfecho, que hoy traigo al blog