Paisajeviajado

El blog no se llama como se llama porque sí. Responde a la serie que estaba en plena producción cuando Dan, experto en asuntos informáticos, me introdujo en este asunto. Y pretende (el blog, me refiero) ser una página de artista, o de trabajador del arte si se prefiere que responda algo más a la realidad. Por ello, cuando me encuentro con alguna pieza de la serie en sitio público, me da como un subidón y procuro traerla a este espacio.
Por ejemplo el que cuelga en la sala de espera del Rector de la Universidad de Zaragoza, bajo el que me compuse para la foto hace unos días, antes de entrar a despachar con el máximo responsable universitario. Son las ventajas de los automatismos temporalizadores de estas pequeñas cámaras que ahora se llevan.


Y siguen




Las orquídeas parecen comportare como ciertas pilas que se anuncian machaconamente por la tele. Y siguen...

orquideas



Esta la coloco el 28 y la foto es de ayer. La incertidumbre de los resultados electorales han influido poco. La orquídea inferior comenzó a abrirse cuando aún no estaban claras las composiciones de los ayuntamientos y esta mañana ya estaba totalmente abierta.

Flores











Nunca me había parado a pensar lo que pueden enganchar las flores. La planta verde nunca me había producido la dependencia que este año noto con la orquídea que apareció en casa el pasado agosto. Le estoy haciendo fotos como si se tratase del primero de mis hijos. Había seguido con interés el florecer de las plantas en el comedor de casa, ficus de hoja pequeña o grande y troncos de Brasil, tras los ataques en los que me da por podarlas a ras de maceta. Ver como de una rameta apenas visible vuelven a adquirir ese cierto aspecto asilvestrado que las caracteriza. Muy agradecidas ellas, sin prisas pero sin pausas, llegan de nuevo al techo. Pero lo de las orquídeas es otro asunto. Tras un invierno de tallos vacíos, en apariencia sin futuro, advertir cómo brota un pequeño vástago de un verde chillón, en el que luego aparecen en racimo las flores, con una periodicidad envidiable, me ha impresionado. Ahí van unas muestras.
El fondo es la parte inferior de un hermoso dibujo de Vicente Badenes.

20 años no es nada





No es nada, no es nada, no es nada... Es decir, en total, sesenta. La verdad es que no he notado nada, nada, nada, aparte el cariño de los más cercanos y la risita velada de los menos. Sigo con ganas de pintar, de dar clase, y de organizar cosas. Como cuando tenía cuarenta, o cincuenta, o cincuenta y nueve. De momento, parece que no pasa nada especial.

Coleccionistas de talla

A media mañana he ido de visita de prácticas al Colegio del Parque (es decir he ido a la planta baja) y, no sé muy bien por qué, ni cómo, he sido transportado a un aula, por procedimientos de la magia, supongo. Allí he visto algo que no tengo más remedio que relatar. Un grupo de niños atendían absortos las palabras del alquimista de Juan Vincencio de Lastanosa. Sé que puede parecer extraordinario pero lo he visto con mis propios ojos. Con su aspecto venerable y brincando en ocasiones, algo que chocaba con su avanzada edad. He sido transportado justo en el preciso momento en que, mediante unas fórmulas coreadas por el grupo de los niños al unísono, convertía los euros que había introducido en una especie de hucha en "oro comestible". Todos los niños lo han podido degustar (bueno menos uno que no puede comer el chocolate en que se han transformado los euros iniciales). Los niños han sido testigos del prodigio y han probado los efectos, a veces sabrosos, de la alquimia.
Luego he podido visitar las colecciones de los niños del colegio, expuestas en uno de los pasillos junto al Gabinete de las Maravillas que tiene de todo: incluso el escudo de los Lastanosa en todo lo alto. He hecho unas fotos que, sin salir del todo de mi asombro, cuelgo en el blog. Los niños del Colegio del Parque son coleccionistas de talla, sin lugar a dudas.
La exposición me parece absolutamente recomendable. Y si en la visita tienen la suerte de encontrarse con el alquimista (lo conocerán por su larga túnica estampada de anchas mangas y sus barbas crecidas), no duden en seguirle. Está muy cerca del oro potable que quería Vincencio Juan de Lastanosa. De momento el oro comestible le sale de cine. Yo lo he probado.































Coronas y los nuevos guardias

La última del periódico local trae hoy esta curiosa fotografía (curiosa para mí, se entiende). La presentación de cinco nuevos agentes de la policía local, a la hora de la foto, debía plantear, supongo, algunos problemas. Si se hacía desde el lado opuesto, el telón de fondo pasaba a ser el famoso cuadro de Casado del Alisal que todos conocemos como La campana de Huesca, cabezas por el suelo y demás. Algo fuerte para una policía local ¿no?.
Claro que el cuadro que aparece en la imagen, obra primeriza del jesuita Martín Coronas, también tiene lo suyo. Un san Jorge apareciéndose en la batalla de Alcoraz y arreando contra los moros... como fondo de la policía, me resulta al menos curioso, cuando no de dudosa reputación política. No sé si no hubiera sido mejor poner como fondo el balcón abierto en un momento en el que pasaran algunos pajarillos, pongamos por caso.
Pero no ocultaré que me ha gustado que, por una vez y sin que sirva de precedente, aparezca en imagen el cuadro del jesuita nacido en Huesca, afrontado al de Casado desde hace unos años, en la sala del Justicia del Ayuntamiento oscense.



LA FOTO
Toma de posesión

Toma de posesión - VÍCTOR IBÁÑEZ
A primera hora de la mañana de ayer jueves tuvo lugar en el Salón del Justicia del Ayuntamiento de Huesca el acto de toma de posesión de cinco agentes de la Policía Local, que estuvo presidido por el alcalde Elboj y el concejal de Seguridad Ciudadana, Luis Felipe. La toma de posesión se produce después de que los policías hayan terminado su periodo de formación en la Academia de la Policía Local de Aragón, sita en la ciudad de Zaragoza. Con estos cinco números, la plantilla de la Policía Local de Huesca llega a los 85 agentes.

El gabinete de las maravillas

A veces puedes dudar de la eficacia de las acciones que emprendes. Tanto tiempo, y esfuerzo, y dinero puesto en un proyecto que, puede ser, no llegue a producir una buena parte de los resultados que se pretenden. En otras ocasiones te ayudan a clarificar el asunto, pongamos como ejemplo a Lastanosa, imágenes como las que traigo a la pagineta (de escasa calidad ya que proceden del teléfono) y que me invitaron a ver ayer en el pasillo del colegio del Parque.
Esa cámara de las maravillas, me lleva a pensar en la implicación de una serie de maestros y maestras en el conocimiento de este oscense, que fardaba de serlo hace cuatrocientos años. Y alivia de la serie de problemas, incomprensiones, fallos y prisas que ocurren cuando acometes un proyecto de este tipo. Puede que alguno de los alumnos y alumnas del colegio, cuando pasen los años, presuma también de su condición de ciudadano de Huesca. No será poco.




No se puede negar que el rincón ha quedado precioso y completo. La imagen de Vincencio Juan de Lastanosa, tomada de José luis Cano, preside el gabinete.También hay espacio para los libros, los mapas, las colecciones de todo. Una hermosa cámara de las maravillas lastanosina, al alcance de los más pequeños.


Se concede a la alquimia un papel preponderante (el que seguramente tuvo en la casa de Lastanosa). No en vano el prócer oscense tuvo a pan y cuchillo, en su casa del Coso Alto, durante al menos tres años, a un alquimista italiano dedicado a fabricar oro potable...

El Museo de La Laguna de Sariñena

El mejor acompañamiento para visitar un nuevo espacio, exposición, eso que ahora se ha dado en llamar centro de interpretación, o similar, es hacerlo con alguien implicado directamente en el proyecto. Me ocurrió hace unas semanas en Graus, con motivo de la ofrenda floral a Joaquín Costa, que estuvo precedida de una visita, dirigida por el alcalde, a ese espacio pirenaico en que se ha convertido la iglesia de los jesuitas. La que escuchara en tiempos los rezos de un Gracián demasiado molesto en la capital.
Y me ha vuelto a pasar hace un par de días en Sariñena, cuando su alcalde nos acompañó en la visita al Museo de La Laguna. La visita tenía lo que mi director de tesis llamaría, a la hora de analizar una pieza, intención profunda: conocer la ubicación de dos telas salidas de mi estudio de pintor, que ocuparán un espacio de descanso en el edificio.
La primera está momentáneamente en la sala en la que se expone una interesante muestra fotográfica del avetoro. Una de las especies que mejor aprovecha los cañaverales en momentos de peligro. El cuadro es un Montesnegros del año 1999, que en el estudio, la verdad, parecía más grande... Sus dos metros resultan menos impresionantes en la sala azul del Museo de La Laguna. La intencionada iluminación del cuadro le añade intensidad.


Una de las cuestiones que me parece especialmente reseñable en el edificio es el hecho de que las obras se hayan llevado a cabo mediante talleres de empleo participados por gente joven. Entre los muchos detalles que acumula el espacio, esta pared exterior, que haría sin duda las delicias del propio Richard Long, llama poderosamente la atención del visitante. Los jardines del patio cubiertos de plantas autóctonas.


La segunda de las piezas, un Paisaje viajado de 300 x 81 cm., que estuvo en la exposición de Enate en 2005, ya está colgada en su ubicación definitiva. A veces los fabricantes de pinturas y esculturas, de los que en ocasiones, aunque sin excesos, surge algún artista, acostumbramos a indicar que tal o cual pieza parece producida para ese espacio concreto. Fue una de las últimas cosas que le oí comentar en vivo y en directo a Eduardo Chillida ante una de sus esculturas colocada en las ruinas romanas de la sala de exposiciones de la Diputación de Huesca, en la que debió de ser su única visita a la ciudad con motivo del homenaje a José Beulas. Mutatis mutandis a mí me pareció lo mismo cuando vi ese paisaje viajado, iluminado con acierto. Ese día me fui a comer a casa de mis amigos Luis y Rosa, en Peralta de Alcofea, la mar de contento.


Creo que no precisa de demasiadas explicaciones lo a gusto que me puedo encontrar en la huerta de mi amigo desde la que se disfrutan estos días vistas como la de aquí abajo...