de pie, frente al mar.

Me llaman la atención, de pie frente al mar, las sillas de los socorristas. Especialmente cuando el tiempo impide cualquier necesidad de socorro, por ser la hora avanzada, o por haber elegido unos días perversos para acercarse al mar.




Otra vez Teruel

La vuelta a Aragón que practico los junios y los septiembres desde hace algún tiempo, suele comenzar en Teruel donde duermo. Seguir a media mañana en Alcañiz; al mediodía en Zaragoza y terminar en Huesca. Esta ha sido la primera vez que he invertido el recorrido y he comenzado en Huesca, he seguido a mediodía en Zaragoza, he sacrificado la siesta en Alcañiz y he terminado, rendido, en Teruel. No entiendo por qué la sensación de cansancio era mucho mayor ayer por la noche en Teruel que normalmente en Huesca, dado que el número de kilómetros es exactamente el mismo (bueno quizás algunas docenas más, por los garbeos que me pegué por las circunvalaciones, antes de conseguir meterme en la primera calle... aunque esto no lo reconoceré nunca en público...). Me cogió algo de lluvia por la hermosa carretera del Maestrazgo y llovía en Teruel cuando llegué.
El paisaje, viajado al revés, me resultó doblemente atractivo
Me comenta José, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, que Teruel es más bien seca. Tendré que venir más a menudo ya que el porcentaje de días de lluvia sobre el total de los que he venido creo que es bastante alto, lo que me lleva a pensar que igual la lluvia se la traigo yo...
Aparte el agua, querría dejar constancia del vino que tomamos en la cena (excepción necesaria en el proceso que he iniciado para volver a un peso razonable). Era un vino de aquí que, como desconocedor que soy de la cosa de los vinos, me limitaré a definir como muy bueno. Me recordó alguno de los de las bodegas de Estadilla, en las que entro últimamente en viaje hacia san Esteban de Litera. Las muchas variedades que lo componen le prestan un aroma y un sabor que me pareció muy completo. Creo que se llama Ventus.
El atardecer borrascoso, desde el Óvalo.

Torres aragonesas



10. Torre de santa María de Ejea
24 x 16 cm. Tinta china/papel.
La construcción de la iglesia de Santa María de la Corona fue ordenada por Alfonso I. Su consagración en el año 1170 la realizó el arzobispo de Zaragoza don Pedro de Torroja y Villa Beltrán. Cuenta con una portada románica y otra del período neoclásico en la que destacan una imagen de la Virgen y los antiguos escudos de la villa, además de un espacio exterior para enterramiento de niños conocido como el cementerio limbo. La torre, que combina piedra y ladrillo, es de planta cuadrada en sus primeros cuerpos para pasar a octogonal en el cuerpo de campanas, que se cubre con una sencilla cúpula.
Cómo llegar: Desde Ayerbe, por la A-124, llegamos a Ardisa, en este núcleo tomamos la A-125 hasta Ejea. Podemos iniciar, de igual modo, el recorrido desde Esquedas.

El abejonejo



Fue un recurso de última hora para despedir el curso de pintura en San Esteban. El abejonejo procede de una campaña publicitaria para solucionar las picadas de insectos, sean del formato que sean. Andaba por la rebotica, en folletos y facturas y me gustó desde el primer momento. Lo photosofhé de inmediato y lo adecué para despedida del curso.
Los niños disfrutaron lo suyo. A ver si en unos días puedo traer al blog alguno de los resultados.


Lula







Entre estos dos grupos de imágenes han transcurrido exactamente tres meses. Las primeras están tomadas el 30 de mayo. El segundo grupo, el 3o de agosto. El cambio es considerable. Pero sin habernos visto en este tiempo, daba la sensación de que la boxer nos hubiera estado viendo cada día. Es curioso cómo retienen estos bichos. Pese a su tamaño que ya comienza a ser considerable y su aspecto fiero, sigue siendo una cría que solo piensa en jugar. Lo que pasa es que, a veces, el exceso de cariño y de ganas de enredar, puede llegar a asustar...