Adiós a un querido amigo

Los últimos años habíamos retomado una relación que se inició por los setenta, cuando subí a Sabiñánigo, a exponer en la sala municipal de arte una serie de temas del Serrablo. Dibujos y pinturas sobre papel. Desde entonces tuve el privilegio de ocupar un espacio en el recibidor de su casa.
Julio Gavín ha sido una de esas personas que hacen mucho por los demás sin necesidad de irse a paises y paisajes más o menos exóticos, y más o menos duros desde la imagen de las sociedades que los habitan. Demostración de cómo ser altruista tomando como "alter" a los más próximos, a los de tu pueblo. Especie que debe resultar bastante más complicada que las misiones convencionales, a juzgar por lo que escasea.
Colaboré, como casi todos, en la creación del Museo de Dibujo, cuando Julio me pidió unos originales a la plumilla (fueron tres de los que formaron la colección de los Rincones del Altoaragón publicada en el Heraldo entre los setenta y los ochenta). Cuando me hice cargo de la sala de la Caja Rural de Huesca, desde 1997, programé anualmente una exposición con fondos del Museo de Dibujo de Larrés. Una de las ideas que compartíamos es que los dibujos de la colección del Museo había que moverlos. Que se cuida mejor lo que se conoce.
Cuando los jesuitas nos regalaron un dibujo espectacular de Martín Coronas (el nos no es mayestático en esta ocasión, ya que la colección de cosetas que he ido guardando es de Magda y mía) no tardamos mucho en interpretar algún comentario de Julio sobre las carencias del Museo y se lo cedimos para unos cuantos años. Se lo cedimos para el Museo.
El 19 del pasado mayo inauguré en la sala dos del Museo de Larrés una colección de dibujos que Julio seleccionó entre los que le subí a casa a finales de abril. Ese día intentamos comer en uno de los espacios que más le han gustado para sus dibujos, pero no pudo ser. En uno de sus pueblos al que prometimos volver seguramente sin demasiada convicción. Comimos en casa Ruba. Bueno, comimos Magda y yo. El nos acompañó en la mesa y apenas probó nada. Estaba muy cansado.
Ahora descansa en paz.

La imagen no es demasiado buena, como el móvil que la fabricó.

Julio y Magda firmando la cesión del dibujo de M. Coronas en la biblioteca del Museo de Larrés.

Una sonriente propietria ante el dibujo de Martín Coronas

Robo con reiteración

Han desaparecido del Hotel Pedro I dos cuadros con mi firma.
Lo curioso del caso es que las dos telas que ahora han desaparecido sustituyeron hace ya años a dos cuadros que fueron a su vez sustraidos de la escalera de dicho hotel. Tenían como peculiaridad las ahora desaparecidas que eran dos de las primeras piezas en las que había utilizado los acrílicos como único procedimiento. Hablé de ellas en paisajesviajados.com en las páginas 106 y 107 que pueden ser consultadas.
Traigo las fotos que hice hace un par de años para colocarlas en la página güeb. Todavía no estaban firmadas las piezas. Las firmé hace unos meses, tras comentar con Mariano la jugada, en una de las esperas de las mediodiadas.
Teniendo una exposición en La Casa del Pintor y no siendo un pintor especialmente caro, creo que el sistema de hacerse con dos cuadros de mi mano debería de ser otro ¿no?

Inauguración en Huesca

Las dimensiones de la sala de La Casa del Pintor en Huesca han dado para dieciocho óleos y una decena de bocetos a la acuarela. Pero ha quedado perfectamente montada (como sule ocurrir cuando se encarga ese trabajo a Cristóbal hijo).
Vinieron, pese a lo poco adecuado del día, viernes por la tarde, algunos amigos. Menos de los calculados a la hora de la compra del cava, pero suficientes para arropar la puesta en marcha de la exposición.
Vino el maestro Beulas que me regaló una nueva lección, algunos colegas en la crítica como Virginia, Ricardo y José Luis o en la pintura como María Cruz Sarvisé, Teresa Ramón, Brioso, Castiella, Jiménez Cerezo o Isasi, y sobre todo compañeros de la Facultad y habituales de la sala.
Cuelgo algunas imágenes.