Premio para Elba

No todos los días puede uno colgar en el blog una noticia tan agradable como la que copio del periódico local. Tener a tu lado en el IEA o en cualquier trabajo personas de semejante nivel corre el riesgo de pasar desapercibido... menos mal que están los jurados para hacerte caer en la cuenta. Enhorabuena.


Elba Mairal obtiene el premio a la mejor actriz en el ’Ciudad de Reinosa’
El grupo La Tartana de Huesca interpretó “La muerte y la doncella”



HUESCA.- El grupo de teatro La Tartana ha logrado uno de los premios del XII Certamen Nacional de Teatro aficionado “Ciudad de Reinosa”, al recaer en Elba Mairal el galardón a la mejor actriz principal.
El certamen está convocado por el Ayuntamiento de Reinosa y se encarga de su organización el grupo de teatro reinosano Corocotta.
El pasado sábado, 21 de abril, tuvo lugar la ceremonia de clausura de esta cita cultural que ha premiado con el galardón “Corocotta” a la mejor actriz principal a Elba Mairal por su interpretación de Paulina Salas en la obra “La muerte y la doncella”, que actualmente La Tartana lleva en cartel.
El galardón fue compartido con Arantxa Vélez, del grupo Unas Teatro, por su interpretación en “Caricatos y Toreras”.
El alcalde de Reinosa, José Miguel Barrio, que presidió el acto de clausura felicitó a todos los grupos premiados y resaltó la gran calidad de las cinco compañías presentes en esta cita cultural. “La muerte y la doncella”, del escritor Ariel Dorfman, se representaba también ayer dentro de la programación El Teatro del Alto Aragón con UNICEF, en el Palacio de Congresos de Barbastro,

D.A./EFE

Reproducciones

Muchas veces he discutido con mi impresor preferido y con algunos amigos sobre la reproducción, mecánica o como sea, de una pintura. La cosa es que siempre me ha preocupado poco que la reproducción se ajuste a la micra al color de la pieza original y me han tratado de todo.
Hasta de iconoclasta.
Pero ahora me gustaría explicarles algo a toda esa cuadrilla de puretas de la reproducción: esta de aquí abajo, de un óleo propio, Macetas del jardín de Castelldefels (aunque aquí parezca más un pastel) la acabo de sacar de una presentación en power que preparé para la exposición de Madrid del año pasado. Y, mira por donde, maravillas del paso de original a cámara digital, de cámara a photoshop, de éste a power point, y vuelta al photoshop, hace un momento, para cargar la imagen en el blog, ahora resulta que me gusta mucho más el resultado de tanto trajín informático que el original, que acabo de ver en el estudio, esta mañana, con el incombustible Manolo de la galería Itxaso...
Me gustaría bastante conseguir esto directamente con el óleo y los pincelicos, pero de pistón.
No sé si tirar el cuadro, tirarme yo, o ninguna de las dos. Posiblemente opte por esto último ya que el óleo, pobre, no tiene la culpa, y yo tampoco tengo mucha vocación de paratrenes o empuercaceras. Seguiré intentándolo.

El entorno de San Pedro

Este trabajo, en el que suponía cómo podía quedar visualmente el entorno de San Pedro, eliminando las edificaciones adosadas al conjunto del monasterio urbano, del que queda, probablemente, mucho de lo que fue, produjo una serie de acuarelas de las que algunas todavía rondan por el estudio. Consiguió, al menos en parte, el efecto que pretendía: el mantenimiento de la estructura urbana de la calle de Ramiro el Monje en las cercanías de la plaza de san Pedro.

La modificación del los volúmenes que rodean el claustro comenzaba por la propuesta de limpiar la fachada trasera del edificio de La Confianza. La vista está tomada desde una de las ventanas de casa de Marieta que goza de una privilegiada situación respecto al recinto del claustro.




En la parte opuesta del claustro, la propuesta de eliminar el conjunto de casas de la Correría construidas sobre los ábsides, convertía la visión desde el interior del claustro en una edificación comparable a un monasterio levantado en medio del campo. Había quien lo pretendía, pero esa solución hubiera supuesto, entre otros inconvenientes, el derribo de alguna de las fachadas de ladrillo más hermosas de la ciudad.




Por otro lado, si se trataba de dejar exento el conjunto, no quedaba claro por qué no se derribaba de igual modo la edificación que enmascara la fachada principal del edificio, la casa de La Confianza, que es lo que proponía la siguiente acuarela.




Me parecía menos agresivo, eliminar todas las construcciones que sobresalen de la fachada posterior del edicio que cierra la plaza de López Allué, abriendo un callejón (que no debería de ser en nigún caso transitable) como se puede ver en la acuarela que sigue.




Está claro que las paredes del claustro y los ábsides, carentes de cualquier tipo de decoración, dada su condición de "invisibilidad", una vez liberados del total de las edificaciones, sólo podían añadir interés artístico al conjunto si la restauración pasaba a ser una recreación de algo que, por otra parte, es más que probable que nunca existiera.




Si se hubiera decidido la eliminación de las casas de La Correría, no hubiera tenido demasiado sentido manener la verja actual y el conjunto habría tenido más o menos este aspecto.



La propuesta final del trabajo que realizamos con Celia Fontana, abogaba por la liberación exclusiva de los ábsides de las construcciones, colocadas sobre, o adosadas a los mismos y posibilitar la visión del conjunto, sin facilitar el acceso salvo en casos especiales, como procesos de investiación, etc.

Museo de La Laguna

Se inauguró el pasado viernes el Museo de La Laguna en Sariñena. No pude acudir ya que un torzón inoportuno me ha tenido varios días atado al sofá y a la manta eléctrica. Pero me apetecía y mucho, ya que en ese espacio van a ocupar un lugar dos piezas de formato considerable salidas de mi estudio. Y no todos los días le ponen a uno un par de piezas en un Museo... Está claro que el alcalde y sus invitados parecían satisfechos con el resultado de la casa recuperada para enseñar a los visitantes modos de vida y objetos del pasado. He elgido esta foto por lo que aparece en el fondo.



Tras el atento delegado del Gobierno de Aragón en Huesca, se puede observar, en el fondo una de las pinturas. Se trata de un formato de dos metros por uno y medio, pintado en 1999, que fue una de las primeras piezas que dio paso a la serie Montesnegros. Se expuso en Huesca, en La casa del Pintor, y en la sala municipal, preciosa, de Villanueva de Gállego en 2002.




Coloco una foto en la que tal vez sobre algo de azul o falte algo de amarillo. pero da una idea de la pieza que ya cuelga en las paredes del Museo de la Laguna de Sariñena.



La segunda formó parte de las exposiciones de la bodega de Enate, en 2004 y de la galería Montsequi de Madrid en 2006. Mide tres metros por ochenta y un centímetrros y creo que es de la que más conforme me quedé dentro de la serie Paisajes viajados


Copias de Caravaggio

Me manda un usuario anónimo, al que agradezco su interés, un link para poder acceder a la página italiana en la que se muestra esta copia de la cena de Emaús, que seguramente tampoco será la última que se haya catalogado. La foto no tiene la resolución de la que saqué del Diario del Alto Aragón pero es suficiente para comprobar que se trata de otra muy buena reproducción del famoso cuadro de Caravaggio. Se guarda en la Galleria Regionale della Sicilia, en Palermo



Esta es la copia, recuperada recientemente, que estaba en la ermita de Las Mártires y ahora puede disfrutarse en Museo Diocesano. Formará parte de la exposición Lastanosa a partir del día 24.


Por si existe algún interesado en el estudio de esta segunda copia, coloco el texto íntegro de la página a la que me ha remitido el amable anónimo:

"Ignoto, XVII secolo
Cena in Emmaus
(copia da Caravaggio, entro il quarto decennio del XVII secolo)
olio su tela, cm 134 _ 203
Palermo, Galleria Regionale della Sicilia, inv. 5210

Il dipinto, oggetto di studio recente da parte di Bernini (1997 e 1999), è copia pressoché coeva e fedele (se ne differenzia solo nei motivi decorativi del tappeto di foggia orientale steso sulla mensa e in qualche altro particolare) della Cena in Emmaus di Caravaggio oggi nella National Gallery di Londra, eseguita con certezza nel 1601 per Ciriaco Mattei ma ben presto (ante 1616) ceduta al potente cardinale Scipione Borghese, collezionista del pittore, giunto a Roma nel 1605 (Marini 1987, pp. 416-418; Testa 1995, con precedente bibliografia).
Com’è noto, il tema – vale a dire il riconoscimento di Cristo ad Emmaus da parte dei due apostoli nell’attimo in cui Egli benedice e spezza il pane – è tratto dal Vangelo di Luca (24, 30) e conferma, secondo l’analisi iconografica di Calvesi (1990, p. 255), la familiarità del Caravaggio con i simboli eucaristici e cristologici. «Il Cristo giovanile, senza barba, corrisponde al Cristo apollineo paleocristiano, secondo il recupero controriformistico del primo cristianesimo e l’inserimento della canestra di frutta sulla tavola, tra il pane e il vino, assume un significato sacrale, alludendo simbolicamente alla morte e alla resurrezione di Cristo» (Testa 1995).
Della tela palermitana – pressoché simile all’originale anche nelle dimensioni, ma per Bernini «di minore concentrazione» e «materia più leggera» – non s’è mai potuta appurare finora l’originaria provenienza; ma una cosa è certa: stranamente, alle raccolte di Palazzo Abatellis, Galleria ex Nazionale della Sicilia, essa non perviene dal vecchio Museo Nazionale di Palermo assieme a tutto il resto delle opere d’arte medievale e moderna.
Come ho avuto modo di appurare recentemente, in occasione degli studi condotti per questa mostra (cfr. ivi saggio Abbate), essa in realtà è da identificare con quella copia «di alta qualità» dell’Emmaus di Londra vista nell’aprile del 1958 da Alfred Moir, su segnalazione dell’allora soprintendente alle Gallerie della Sicilia Raffaello Delogu, presso il Palazzo Arcivescovile di Monreale e resa nota qualche anno dopo (Moir 1962) con attribuzione ad Alonzo Rodriguez che, a suo parere, l’avrebbe dipinta a Roma e successivamente portata in Sicilia. Più tardi lo studioso (Moir 1976) l’avrebbe annoverata tra le numerose copie dell’Emmaus di Londra, ricordandola ancora presso l’Arcivescovado monrealese, ignaro però che nel frattempo, dopo il restauro del 1961, appuratane la pertinenza demaniale, il Delogub ne aveva disposto il ritiro e l’inventariazione tra i beni patrimoniali dell’allora Galleria Nazionale della Sicilia.
In virtù dell’antica appartenenza a qualche complesso monasteriale soppresso dello stretto comprensorio monrealese, ho ipotizzato in questa stessa sede una probabile originaria provenienza del dipinto dall’abbazia di Santa Maria d’Altofonte o del Parco, di remote origini cistercensi. Cosa che, qualora provata – documenti alla mano –, potrebbe configurarlo, ancor più se arrivato per tempo, come dono del cardinale Scipione Borghese, nipote di Paolo V, che del complesso monastico alle porte di Palermo in qualità di abate tenne il patronato dal 1619 al 1633, anno della sua morte; un segno di riconoscenza, un regalo munifico magari all’atto del suo insediamento ufficiale: la copia di una tra le opere della sua straordinaria collezione che sicuramente dovettero stargli più a cuore e per di più densa di intimi significati cristologici.

Bibliografia: Moir 1962, p. 209, n. 47; Moir 1976, p. 88, n. 17g; Bernini 1997, pp. 319-324; Bernini 1999, pp. 200-201.

vincenzo abbate"

Acuarela antigua



Estuve hace unos días a v er a Beulas, al que siempre he considerado como uno de mis maestros (lo que no significa que él me haya de tener obligadamente como uno de sus discípulos...) Cuando regresé al estudio me topé con esta acuarela en la que se puede ver sin demasiado esfuerzo cómo efectivamente su manera, aunque sea de modo algo tosco, está en el principio de mis trabajos. Es una de las primeras pinturas al agua que recuerdo, seguramente de los años en que acudía (cuando podía) a la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona, allá por los primeros años setenta.